Riqueza Arqueológica

Riqueza arqueológica

El patrimonio arqueológico de Fortuna es de enorme interés ya que cuenta con dos lugares que pueden considerarse únicos en toda la cuenca del Mediterráneo: la Cueva Negra y el antiguo Balneario Romano.

La Cueva Negra

Se trata de un imponente abrigo rocoso que fue un santuario romano en cuyas paredes hay más de cien inscripciones de latín hispánico llamadas tituli picti. Son en su mayoría fragmentos en verso de La Eneida, de Virgilio, y que constituyen las únicas leyendas epigráficas pintadas sobre roca que existen en España.

Desde el punto de vista cultural estos epígrafes son fundamentales para entender el proceso de romanización de la región de Murcia y, por extensión, de España. Los textos, escritos en minúscula, documentan la existencia del santuario, su culto a las ninfas y por tanto a las aguas de Fortuna, pero también a otras divinidades curativas.
Desde la Cueva Negra se dominan unas magníficas vistas del entorno y es un buen punto de partida para iniciar un sinfín de itinerarios naturales.

 

Tituli Picti, poemas a las Ninfas, época romana

FORTUNA BALNEARIS
El antiguo Balneario Romano

Es un monumento de carácter único cuyos elementos más destacables son: un templo dedicado a una triada divina y una imponente piscina, tallada en la roca, donde se recogían las aguas termales.


Por hallazgos aislados conocemos la presencia romana en la zona desde comienzos del siglo I a.C., pero será entre finales de este siglo y comienzos del siglo I d.C. cuando los romanos decidan hacer la gran obra de ordenación del espacio y monumentalización del nacimiento que ahora podemos contemplar.


Los restos de una hospedería indican que el balneario acogía a personas que venían de lejos, y la abundancia de lucernas encontradas lleva a pensar que muchos viajeros partían o llegaban cuando no había luz de día.

 

Aunque a finales del siglo II d.C. el balneario romano decayó, tenemos evidencias arqueológicas de su uso ininterrumpido desde el siglo III hasta mediados del siglo XIX, momento en que las instalaciones termales se trasladan al lugar que ocupan en la actualidad. La monumentalidad de este enclave, única en el mundo romano, y su existencia en las inmediaciones de la Cueva Negra, hacen que el conjunto tenga una importancia de primer orden para el conocimiento y la comprensión de esta época histórica.

Los yacimientos prehistóricos

Entre los yacimientos prehistóricos destaca la Cueva del Barranco de la Higuera. Se encuadra entre el Eneolítico y la Edad del Bronce (tercer y segundo milenio a. C.). Se trata de un enterramiento colectivo en una gruta natural. Fueron encontrados los restos de siete individuos y se recuperaron en su excavación múltiples útiles líticos. Componían el ajuar funerario puntas de flecha en sílex, cuchillos, hachas y mazas.

También es relevante el yacimiento de Rambla Salada, al sur de la Sierra de Lugas. Debió tratarse de un taller de sílex al aire libre, puesto que se hallaron numerosas herramientas y armas en sílex. Se han realizado excavaciones en el poblado del Cabezo de la Mesa, datado en la Edad del Bronce (2000 a. C.), localizado en las últimas estribaciones de la Sierra de la Pila.

La importante presencia de los Íberos..

La presencia de los iberos en el entorno de Fortuna ha dejado importantes huellas en los yacimientos arqueológicos de sus alrededores. Como ejemplo encontramos el Castillico de las Peñas; situado a más de 430 m de altitud sobre el nivel del mar, disponía de una situación estratégica ya que desde allí se podía controlar la vía natural que unía las tierras de llanura de la actual Fortuna con el altiplano (jumilla-Yecla). Hay una primera fase, ibérica, que se inicia en el siglo V a.C. y que perdura hasta el siglo II d.C. El poblado del Castillico sobrevivió a la Segunda Guerra Púnica.

El otro yacimiento ibero de Fortuna es el del Castillejo de los Baños, datado del siglo V a.C. al I d.C., conocido gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en su necrópolis; a tan sólo 100 metros del yacimiento del balneario romano. Los trabajos catalogaron gran cantidad de tumbas, con un importante y rico ajuar; en él se puede apreciar una gran variedad de armas (falcatas, puntas de lanza, soliferreum, etc.), objetos que documentan una agricultura avanzada (rejones de arado, hoces y tijeras de podar), numerosos ejemplos de cerámica ibérica y varías piezas de procedencia ática que atestiguan la cercanía de este poblado junto a vías de comunicación.

Yusor, la Fortuna musulmana.

A través del tiempo, también los árabes conquistaron la villa y perpetuaron el uso de sus aguas dejando su huella inconfundible en el Castillico de los Moros o Torre Vieja, situado a 1,6 km al sur de Fortuna. Data de los siglos XII-XIII y se trata de una fortificación rectangular de 40 metros de largo por 15 de ancho, actualmente muy deteriorada.

El otro yacimiento ibero de Fortuna es el del Castillejo de los Baños, datado del siglo V a.C. al I d.C., conocido gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en su necrópolis; a tan sólo 100 metros del yacimiento del balneario romano. Los trabajos catalogaron gran cantidad de tumbas, con un importante y rico ajuar; en él se puede apreciar una gran variedad de armas (falcatas, puntas de lanza, soliferreum, etc.), objetos que documentan una agricultura avanzada (rejones de arado, hoces y tijeras de podar), numerosos ejemplos de cerámica ibérica y varías piezas de procedencia ática que atestiguan la cercanía de este poblado junto a vías de comunicación.

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